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39 – Despierta

«Los físicos tienen conocimiento de las certezas matemáticas. Pero solo saben la mitad de la verdad. La otra mitad se descubre a través de la música».

Despierta envuelto en una sensación de satisfacción que rápidamente se vuelve confusión. ¿Ha terminado la canción? Su mente activa sus mecanismos de reproducción, pero no funcionan, no puede recordar ni un solo beat.

Se sienta en la cama abstraído y mira hacia a la ventana. Y lo ve. Un búho. Es imposible. Pero lo ve. Y el búho le ve a él, o al menos le mira. Y se va… ¿Esto también lo ha soñado? ¿Se ha quedado atrapado en un trance psicótico? O quizá lo psicótico sea la realidad… Pero se siente pletórico.

El café sabe a gloria y la luz difusa anuncia que el sol va acompañarle hoy. Y acepta la invitación. Ducha, zapatillas y a la calle. Camina decidido sin rumbo fijo durante 1h antes de sacar el móvil.

– ¡Vic! Qué alegría oírte, ¿qué tal estás?

– Hola Enrique, muy bien gracias, ¿te viene bien que me acerque a verte?

– Oh ¡fantástico! Justo estoy dando un paseo por el barrio. Vente y tomamos algo.

No tarda en encontrarle, sentado al fondo de la terraza del bar que hace esquina. Mientras se acerca, Enrique mantiene su mirada fija en él, y va ampliando su sonrisa.

– Bueno bueno, no cabe duda de que te ha sentado fenomenal el pueblo.

¿Tanto he engordado en cinco días?

No es una cuestión de cantidad, sino de calidad. Cuéntame, ¿cómo han ido las cosas por allí? ¿Qué tal está Aurora?

– Ha sido muy bonito y emotivo, la verdad. Mi madre lo necesitaba, todos lo necesitábamos, pero ella tiene que pasar más tiempo allí, no pude evitar sentirme culpable por no haberla llevado antes.

– Ya… Bueno con tu trabajo es complicado, ella lo sabe.

– Sí, pero yo también sé que me he estado poniendo excusas. Que en el fondo hay cosas que no quería afrontar.

– Vaya… Es una reflexión importante.

– Sí, ha sido una experiencia importante.

– Y… ¿hablasteis del homenaje?

– Sí, claro, no había escapatoria…

– Me imagino… ¿y habéis decidido?

– Bueno, todos estamos contentos con la idea de que se dedique a la Música de las Esferas, y vamos a necesitar tu ayuda.

– Por supuesto. Ya hay doce antiguos alumnos de tu padre que se han puesto de acuerdo para repartirse sus principales textos y ensayos sobre el tema y preparar una breve ponencia y un debate. También quieren participar los chicos de la escuela de música, me han hablado de hacer una reinterpretación de algunos grandes clásicos. Sobre la ubicación creo que tu hermana había conseguido un espacio en el Observatorio… No existe un lugar mejor.

– Vaya… me has dejado impresionado. Y muy aliviado, la verdad. Me parece genial todo lo que has planteado, y me parece increíble que ya esté tan avanzado.

– Algunas cosas se hacen solas. No requieren esfuerzo, solo fluidez. Porque ya existen, solo hace falta activarlas, no sé si me entiendes…

– Sí, creo que sí.

– ¿Y cómo vas con tu activación?

– Jeje qué sutil. Pues no lo sé, Enrique. Por eso estoy aquí supongo. Bueno y porque quería verte, claro.

– ¿Cuál es tu planteamiento?

– No lo tengo… Sé que debo y que quiero preparar algo especial, que vaya acorde con el concepto del evento, que esté a la altura, también.

– Comprendo que sientas presión.

– No sé si es presión, o represión…

– Sea como sea, tú decides Vic. ¿O ya has decidido?

– Sí, lo voy a hacer.

– Enhorabuena entonces, a por ello.

– Gracias Enrique. Pero lo cierto es que no sé qué hacer.

– Ya, pero lo sabrás.

– Pero tampoco tengo mucho tiempo…

– El tiempo es un concepto relativo, Vic.

– Sí, Ya me han dicho esa frase antes, pero el tiempo es el tiempo. De hecho sin tiempo no habría música.

– ¿Tú crees que no?

– Sé que no. El tiempo sostiene la música. Los compases, los acordes, las melodías…

– Es un debate muy interesante. ¿Entonces crees que en otros planos, en otras esferas, no puede haber música?

– Cualquier elemento de la galaxia puede regirse por el espacio tiempo.

– Pero ese es solo nuestro punto de vista…

– ¿El de quién?

– El de los humanos.

– Claro… Somos los que creamos la música.

– ¿Tú crees?

– Sí, yo creo. De hecho la creo.

– Jeje, me encanta cómo juegas con el lenguaje sin darte cuenta, era tan típico de él..

– El caso es que tú crees otra cosa, ¿no es así?

– Bueno Vic, bien sabes que existen muchas corrientes pensamiento que han planteado y estudiado otros escenarios… Yo mantengo mi mente abierta y lo único que sé a ciencia cierta es que nos queda mucho por descubrir, por conocer, y a veces el corazón va primero. Él es el que marca con sus latidos el pulso de la vida, y el que sabe cuándo está conectado con algo más grande, aunque la mente no tenga explicación. Hay que saber escucharle.

– Sí, esa frase también me la han dicho antes… ¿Entonces hablamos de otros planos en los que no existe el tiempo, pero sí hay música?

– De alguna forma estamos hablando de la Música de las Esferas. Así que es un gran momento para que te sumerjas en ese cuestionamiento.

– Vale, lo haré… Pero sigo sin saber qué hacer en el homenaje.

– Creo que esa es lo único en la que yo no te puedo ayudar. Pero si te sirve de algo, te diré que, hagas lo que hagas, será perfecto.

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